¿Qué buscamos en la otra persona? ¿Qué buscamos en la otra persona?
“¿Qué es lo que nos atrae? ¿Qué se busca en la otra persona?” Estas son preguntas difíciles de responder, en ocasiones vivimos de forma... ¿Qué buscamos en la otra persona?

“¿Qué es lo que nos atrae? ¿Qué se busca en la otra persona?” Estas son preguntas difíciles de responder, en ocasiones vivimos de forma inconsciente las relaciones y las situaciones que nos rodean, sin pararnos a pensar sobre lo que estamos buscando y sobre cuáles son las expectativas que van a influir en el modo de ver a la persona que tenemos al lado.
Damos además por descontado la compartición de proyectos y objetivos, pensando que lo que vivimos nosotros es compartido también por el otro. Sería útil detenerse para comunicar a la otra persona cuáles son los pensamientos reales, explicar los proyectos que guían nuestras acciones en la relación, para descubrir si son comunes y compartidos. Tener una perspectiva común es de hecho un elemento indispensable para iniciar una relación, un encuentro.
Teniendo en cuenta que tenemos un proyecto en común, ¿cuáles son los elementos que después nos harán comprender si esa persona “está hecha para mí»? ¿Cuánto se nos debe parecer? ¿Cuánto diferenciarse? El equilibrio entre aspectos de similitud y diferencia seguramente resulta ser un factor positivo. Las similitudes a veces aplanan la relación, volviéndola estéril y aburrida y anulan cualquier posibilidad de enriquecimiento recíproco. Muchas diferencias por el contrario, tienen como consecuencias que a menudo la pareja se distancie, y que no llegue ni a verse. Una relación sana debería basarse en un sistema de valores compartidos, sabiendo mantener en todo momento viva las diversas individualidades, en el respeto recíproco de las respectivas diferencias.
Está en nosotros entonces el entender cuánto de un aspecto y cuánto del otro vamos a poder acoger dentro de una relación de pareja. Un buen punto de partida viene dado por la posibilidad de completarse, y no la de parecerse en todo. Se busca de hecho un grado de afinidad que haga la relación más emocionante, en la que el diálogo y el intercambio constituyan un camino de crecimiento también individual.
¿Cómo gestionar la elección? Elegir significa decir no a otras posibilidades, a otros encuentros. Elegir representa una posibilidad de crecimiento individual y personal pero también una pérdida, significa rechazar la multiplicidad de elección, cerrar algunas puertas que de algún modo continuaban estando abiertas.
Elegir es un proceso racional, que madura con en el tiempo y durante el camino de conocimiento que cada individuo realiza en la relación con su compañero/a. Acercarse a la elección en life in two significa en primer lugar escucharse a sí mismo, consiguiendo comprender cuáles son las sensaciones y las emociones que sentimos junto esa persona. Y solo después podremos razonar, y buscar una elección más acertada, una elección que refleje nuestros verdaderos deseos y necesidades del momento.

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